21 de enero de 2013

4 meses después...

Así es, una promete escribir de forma continua y relatar la experiencia y todo se queda en eso, una promesa. Tanto como que la supuesta entrada que iba a escribir después sería en Nueva York. Y ahora es en Chicago, 4 meses después.

Durante este tiempo mi vida ha sido una montaña rusa de emociones. El darte cuenta de lo que tienes y valorar cada detalle de lo que te importa cobra sentido con mucha fuerza cuando dejas tu país. Los primeros días fueron durísimos para mí, cosa que la verdad no me lo esperaba de esa forma ya que me consideraba una persona fuerte emocionalmente y palazos como esos te dejan KO. No voy a negar que por mi cabeza no haya pasado la idea de dejarlo todo e irme, de pensar que esto no es para mi y que nunca conseguiré acomodarme en esta cultura. Después vienen los días buenos, que se resumen en tus findes de semana, en los que socializas, aprendes y te diviertes a la vez. Sabes que todo es a contrareloj y que te tienes que volver a sujetar y prepararte para la gran bajada de la atracción. Después subes y vuelves a bajar, y subes y bajas otra vez. Hasta que después de 4 meses tu cuerpo se acostumbra a esos cambios de alturas y te encuentras en un estado de ignorancia. Sabes lo que hay, lo ignoras y tratas de enfocarte en vivir esto con todos sus pros y sus contras.

En este estado estoy yo ahora mismo.

Image and video hosting by TinyPic Chicago, septiembre 2012

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